Por Dr. Leandro Landó, ISEPCi La Matanza
El ferrocarril
es un componente del Sistema Nacional de Transporte que tiene como fin ser una
empresa de servicios, que a su vez cumpla con una función social.
Desde el ISEPCi, creemos que en el actual contexto de crisis internacional y en la necesidad argentina de seguir creciendo y desarrollándonos en el marco de la reparación nacional impostergable, reconstruir el sistema ferroviario y su industria desde el estado aprovechando los galpones existentes, las vías existentes, las estaciones existentes y la materia gris de nuestros ingenieros y técnicos, es la piedra angular o cimiento fundamental de la consolidación de un país potente basado en valores de solidaridad, igualdad y federalismo, para contribuir a la liberación inconclusa y al desarrollo nacional. Es sabido que Argentina ha iniciado negociaciones para concretar varios acuerdos con la República Popular de China, con respecto a los trenes fabricados por ellos, o usados mucho tiempo por ellos. Si se concretaran estos convenios, no sólo dejarán al país con una deuda inicial de 10.000 millones de dólares, sino que también nos colocará en una posición de dependencia tecnológica inaceptable en materia ferroviaria con el país asiático. No estamos de acuerdo, porque creemos que en la Argentina tenemos capacidad de tomar en nuestras manos el desafío de poner nuevamente en pie los talleres de fabricación y reparación de trenes que en otros tiempos supimos tener; reactivando la industria ferroviaria para dar trabajo a una basta porción de trabajadores de los pueblos que hoy se han quedado casi deshabitados.
Conveniencia Económica y social
Sabido es que la mercancía cobra valor recién cuando interviene el transporte y que, el ferrocarril, es el medio más barato para el transporte masivo de personas y cargas en medias y largas distancias, bajo ciertas condiciones.
Desde el ISEPCi, creemos que en el actual contexto de crisis internacional y en la necesidad argentina de seguir creciendo y desarrollándonos en el marco de la reparación nacional impostergable, reconstruir el sistema ferroviario y su industria desde el estado aprovechando los galpones existentes, las vías existentes, las estaciones existentes y la materia gris de nuestros ingenieros y técnicos, es la piedra angular o cimiento fundamental de la consolidación de un país potente basado en valores de solidaridad, igualdad y federalismo, para contribuir a la liberación inconclusa y al desarrollo nacional. Es sabido que Argentina ha iniciado negociaciones para concretar varios acuerdos con la República Popular de China, con respecto a los trenes fabricados por ellos, o usados mucho tiempo por ellos. Si se concretaran estos convenios, no sólo dejarán al país con una deuda inicial de 10.000 millones de dólares, sino que también nos colocará en una posición de dependencia tecnológica inaceptable en materia ferroviaria con el país asiático. No estamos de acuerdo, porque creemos que en la Argentina tenemos capacidad de tomar en nuestras manos el desafío de poner nuevamente en pie los talleres de fabricación y reparación de trenes que en otros tiempos supimos tener; reactivando la industria ferroviaria para dar trabajo a una basta porción de trabajadores de los pueblos que hoy se han quedado casi deshabitados.
Conveniencia Económica y social
Sabido es que la mercancía cobra valor recién cuando interviene el transporte y que, el ferrocarril, es el medio más barato para el transporte masivo de personas y cargas en medias y largas distancias, bajo ciertas condiciones.
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El tren llega a pueblos del interior de la provincia de Bs. As. |
Los beneficios
de un Sistema Ferroviario de envergadura a largo plazo son:
-Notable ahorro
de energías no renovables (combustibles fósiles).
-Menores costos
de construcción y mantenimiento de las vías con relación a una ruta.
-Descompresión
de las autovías y reducción de accidentes o riesgos potenciales.
-Generación de puestos
de trabajo genuinos directos e indirectos.
-Posibilidad de
hacer llegar el estado (hospital, escuela, tecnología, servicios, etc.) a
lugares inhóspitos o del interior profundo de nuestra patria sin necesidad de
sujetar el ejercicio de esos derechos a la construcción de gran infraestructura
fija.
-Crecimiento e
impulso exponencial de los pueblos o reverdecer del interior.
-Movilización
poblacional paulatina desde la ciudad al ámbito rural lo cual aliviaría
circunstancialmente la problemática habitacional y el hacinamiento urbano que son ingredientes del caldo de cultivo de la desigualdad social y otras problemáticas como la inseguridad, la falta de oportunidades, etc.
Nuestro país llego a tener aproximadamente 50.000 km de vías férreas activas con galpones-fabrica y estaciones en cada pueblo que llegaron a darles trabajo directo a cerca de 200.000 personas, sin contar los trabajos indirectos. Ese punto culmine se alcanzo durante las primeras presidencias de Perón, cuando se procedió a monopolizar el servicio y el dominio de sus bienes desde el estado, con una gestión cuya transparencia es cuestionable, pero de resultados inéditos. Esa obra tiene sustento intelectual en los postulados de Scalabrini Ortiz, teniendo su antecedente inmediato en el Gobierno radical de Yrigoyen que había adoptado la idea de los “ferrocarriles de fomento”, construyendo una de las máximas obras de ingeniería ferroviaria como el ferrocarril del Norte de servicio estatal, para promover en esas zonas de retraso el desarrollo y conectar al país con sus vecinos en un paso mas hacia la unidad latinoamericana.
El transporte que todos esperaban
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Ex-Tren del Norte |
Los
Ferrocarriles de Fomento o Ferrocarriles Argentinos llevaban el agua a pueblos
que carecían de ella, llevaba el hospital móvil con salas de avanzada para operar,
atender o trasladar enfermos graves, abastecía cines de pueblo, farmacias,
almacenes, acercaba tecnología, movilizaba eventos culturales a donde no había
teatros, conectaba aunque allí no haya una ruta asfaltada, era el único
transporte accesible de las clases emergentes y sus hijos que podían aspirar a
estudiar en las universidades y volver profesionales a sus pueblos, llevaba
funcionarios, ministros, hasta el mismo presidente, hacia el interior. En
resumidas palabras, convertía a un territorio disperso en un país igual.
El deterioro, destrucción, y venta del ferrocarril
No obstante ello, desde hace años, se ha venido realizando un “desguace” permanente de nuestros ferrocarriles a raíz de la aplicación de políticas con el fin de limitar sus funciones a un papel netamente comercial y favorecer el transporte automotor de cargas y pasajeros. Este plan traído por el general Larkin de EE.UU, en la época del gobierno de Frondizi (década del 60) ha continuado (lamentablemente) llevándose a cabo hasta el día de hoy por los distintos gobiernos, aunque los picos máximos de destrucción sistemática fueron: el propio Frondizi con Alsogaray, Videla- Martínez de Hoz y (obviamente) Menem- Cavallo. La gestión Kirchnerista no es ajena a éste criterio y más allá de anuncios grandilocuentes, que tienden a poner cortinas de humo, la realidad nos marca que la política que están llevando a cabo en materia de transporte ferroviario es la profundización del modelo que dejó el menemismo. Son prueba de estas afirmaciones las recientes cancelaciones “hasta nuevo aviso” del servicio del Gran Capitán que unía Bs.As. con Misiones y del recientemente reinaugurado “Tren de los pueblos libres” que unía Bs.As. con Uruguay pasando por Entre Ríos. Es paradójico porque ambos servicios fueron reactivados por los Gobiernos Kirchneristas y ambos concedidos a TBA que casualmente tiene prestaciones de servicio de Micro en las mismas rutas. Pero la cuestión toma especial patetismo si se tiene en cuenta que el servicio a Uruguay tenía menos de un año de reactivado y poquísimos viajes completados.
La Patria de los negociados y la emigración obligada
Hoy por hoy, ha quedado claro que la presión de la PATRIA AUTOMOTOR (transportistas, empresas de micro, empresas de transporte a camión, sindicato de camioneros, UTA, Moyano, corporaciones fabricantes de vehículos automotores, entre otras) han sido la gran instigadora y beneficiaria de esta política neoliberal, asesina y criminal iniciada en el proceso de reorganización nacional y hoy profundizada HIPOCRITAMENTE por el actual gobierno del Frente para la Victoria. El panorama del transporte Argentino es, 80% automotor- 15% fluvial – 5% FERROVIARIO. Claramente, este esquema, es insostenible en el tiempo, si se tiene en cuenta que en NINGUN país del mundo similar al nuestro, se encaro la cuestión de esta forma. Es imposible construir tantas rutas conforme a la demanda creciente de transporte de un país en crecimiento. Al fin de cuentas eso lleva a que la infraestructura vial colapse y genere los desastres que hoy padecemos. Sin duda, fuimos engañados y nuestros funcionarios fueron corrompidos una y otra vez.
El deterioro, destrucción, y venta del ferrocarril
No obstante ello, desde hace años, se ha venido realizando un “desguace” permanente de nuestros ferrocarriles a raíz de la aplicación de políticas con el fin de limitar sus funciones a un papel netamente comercial y favorecer el transporte automotor de cargas y pasajeros. Este plan traído por el general Larkin de EE.UU, en la época del gobierno de Frondizi (década del 60) ha continuado (lamentablemente) llevándose a cabo hasta el día de hoy por los distintos gobiernos, aunque los picos máximos de destrucción sistemática fueron: el propio Frondizi con Alsogaray, Videla- Martínez de Hoz y (obviamente) Menem- Cavallo. La gestión Kirchnerista no es ajena a éste criterio y más allá de anuncios grandilocuentes, que tienden a poner cortinas de humo, la realidad nos marca que la política que están llevando a cabo en materia de transporte ferroviario es la profundización del modelo que dejó el menemismo. Son prueba de estas afirmaciones las recientes cancelaciones “hasta nuevo aviso” del servicio del Gran Capitán que unía Bs.As. con Misiones y del recientemente reinaugurado “Tren de los pueblos libres” que unía Bs.As. con Uruguay pasando por Entre Ríos. Es paradójico porque ambos servicios fueron reactivados por los Gobiernos Kirchneristas y ambos concedidos a TBA que casualmente tiene prestaciones de servicio de Micro en las mismas rutas. Pero la cuestión toma especial patetismo si se tiene en cuenta que el servicio a Uruguay tenía menos de un año de reactivado y poquísimos viajes completados.
La Patria de los negociados y la emigración obligada
Hoy por hoy, ha quedado claro que la presión de la PATRIA AUTOMOTOR (transportistas, empresas de micro, empresas de transporte a camión, sindicato de camioneros, UTA, Moyano, corporaciones fabricantes de vehículos automotores, entre otras) han sido la gran instigadora y beneficiaria de esta política neoliberal, asesina y criminal iniciada en el proceso de reorganización nacional y hoy profundizada HIPOCRITAMENTE por el actual gobierno del Frente para la Victoria. El panorama del transporte Argentino es, 80% automotor- 15% fluvial – 5% FERROVIARIO. Claramente, este esquema, es insostenible en el tiempo, si se tiene en cuenta que en NINGUN país del mundo similar al nuestro, se encaro la cuestión de esta forma. Es imposible construir tantas rutas conforme a la demanda creciente de transporte de un país en crecimiento. Al fin de cuentas eso lleva a que la infraestructura vial colapse y genere los desastres que hoy padecemos. Sin duda, fuimos engañados y nuestros funcionarios fueron corrompidos una y otra vez.
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Trenes colapsados en el conurbano bonaerense |
Por otro lado, nunca
se tuvo en cuenta o no importo, que el efecto inmediato del “ferrocidio” seria
la migración desde el interior a la urbe central de los principales
beneficiarios del ferrocarril que son los ciudadanos de las pequeñas ciudades y
los pueblos, que con el tren tenían oportunidades de progreso y que sin el no
tenían futuro auspicioso posible. El desarraigo forzado y repentino genera un
daño impresionante, pues se obliga a un sujeto a alterar todo una forma de vida
y una concepción del medio circundante, sometiéndolo a un nuevo panorama al
cual difícilmente se adapta, con todo los inconvenientes sociales que ello
conlleva. El tren es una de las deudas internas más grandes e importantes que nos dejaron los sucesivos gobiernos neo-liberales, y hasta el día de hoy ni con tragedias como las del Sarmiento, donde hubo más de 50 muertos y cientos de heridos, se ve una clara intención de modificar la actual situación de nuestro mal herido sistema ferroviario Argentino.
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